sábado, 6 de julio de 2013

El Miedo… Un área de Oportunidad


El miedo es una emoción básica que acompaña a los seres humanos desde sus orígenes, cumpliendo una función adaptativa fundamental: sobrevivir como especie. Y su origen puede tener muchas causas, entre ellas se reconocen miedo a la pérdida, miedo al fracaso, miedo a ser dañado, entre otras causas, pero a final de cuentas, todo temor es el miedo que el ego siente frente a la posibilidad de morir, de desaparecer.
Para el ego, la muerte siempre se halla a la vuelta de la esquina. En este estado de identificación con la mente, el temor a la muerte afecta todos los aspectos de tu vida. Por ejemplo, incluso un asunto que aparentemente es tan trivial y “normal”, como la necesidad de tener la razón en una discusión y lograr que la otra persona sea la que está equivocada defender la posición mental con la que te has identificado se debe al temor a la muerte.
El miedo se activa cuando percibimos una situación como peligrosa. Percibir una situación como peligrosa dependerá de quien seamos nosotros, del entorno en que nos movamos, de los recursos que poseamos, de nuestras experiencias pasadas y de nuestras expectativas futuras.
Si el miedo cumple una función adaptativa no puede ser malo ni bueno en sí mismo. El miedo nos avisa de que ciertas condiciones han cambiado o pueden cambiar. Nos avisa cuando nuestra intuición o visión prevé un cambio de tendencia. Nos prepara para afrontar la nueva situación huyendo, protegiéndonos, defendiéndonos, atacando o paralizándonos. Todas estas respuestas pueden ser adaptativas cuando el peligro es innegable, cuando la amenaza es real.
Esta situación es aplicable en todos los aspectos de nuestras vidas, siempre que sentimos temor, la primera reacción es de dar un paso atrás, pero este gesto no debe ser interpretado como el primer paso para huir de la situación de riesgo, sino para tomar el impluso para enfrentarla y sobresalir.
La confianza en nosotros mismos es la única arma efectiva para vencer el miedo, actualmente estamos viviendo una gran crisis de confianza. No confiamos en poder salir de esta crisis, en que las cosas mejorarán a corto y medio plazo, y si lo hacen, igual ya no estamos para contarlo.




La única manera de generar confianza es confiando en nosotros mismos. No hay otra manera. Confiar en que disponemos de recursos internos para afrontar la situación. Confiar en que nos estamos preparando para el futuro. Confiar que si hemos superado otras crisis ésta, también la superaremos. Confiar en que mi vecino de al lado también está haciendo lo que hay que hacer para superar esta crisis. Confiar en que puedo dar más y ser mejor. Confiar en que incluso si se dieran las peores circunstancias, aun así saldré adelante. Conectar con aquellas situaciones de mi vida en las que pensé, durante mucho tiempo, que no podría sobrevivir y lo hice. Confiar en que juntos lo lograremos. Confiar en que es importante mi aportación y animar a los que están cerca de mí a seguir adelante. Confiar en que tenemos el talento, la creatividad y la iniciativa para crear nuevas oportunidades. Confiar en que dentro de diez años seré de aquellos que contarán como superaron exitosamente esta crisis.
Es así como podremos encontrar en el miedo un área de oportunidad, sabiendo canalizar las fuerzas que nos impulsan a huir para convertirlas en el trampolín que nos empuje a enfrentar gallardamente, reconociendo nuestra debilidades y fortalezas, saliendo airoso de cualquier situación, personal o profesional.

Basado en:

Aporte de:
Lcdo. Luis A. Pérez

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